martes, 3 de septiembre de 2013

Adiós con el corazón


Ha llegado el momento de dejar Madagascar. El 20 de junio cuando llegué a esta isla sabía que el tiempo pasaría rápido y efectivamente, no me equivocaba. Estoy muy contenta por haber tomado la decisión de venir a vivir una nueva experiencia maravillosa. Tengo que agradecer a mucha gente el estar aquí. Primero a Agus, que fue quien me habló de este proyecto y de cómo comenzó a fraguarse, mientras tomábamos unos vinos por Salamanca. A Marta y a Koldo por permitirme colaborar en esta fantástica iniciativa. A Gustavo por abrirme de par en par las puertas de su casa. A todo el mundo que he conocido aquí y que me ha hecho tan grata compañía. A mi familia, a mis amigos y a todos los que habeis seguido este blog. A pesar de la distancia os he sentido muy cerca.

Quiero destacar la labor que hacen muchas personas dedicando su tiempo a intentar que la vida de los más desfavorecidos sea un poco mejor. En el mundo de las ONGs siempre ha habido luces y sombras, pero yo quiero referirme a aquellos, que anónima y desinteresadamente, han dejado todo para dar lo mejor de sí mismos en cualquier parte del mundo.

Sé que no es fácil coger la maleta y marcharse a cooperar, pero si en algún momento teneis la oportunidad de hacerlo y os apetece, no lo dudeis. Es tanto lo que te enriquece... Lo que cualquiera de nosotros podemos aportar, no es nada comparado con lo que recibimos a cambio. Me marcho feliz por la sonrisa de cada niño, por los saludos diciendo mi nombre, por la generosidad de compartir lo que tienen conmigo, por su interés en aprender español, por sus ganas de volver a verme, por los paseos diarios, por los preciosos atardeceres y por el cielo estrellado.

No puedo decir nada malo de los días que he pasado aquí. Me llevo una vivencia increíble. Me ha ayudado a conocerme un poco más, aunque esto suene a lo mismo de siempre, pero es verdad. He sido capaz de hacer cosas y de vivir situaciones para las que creía no estar capacitada.

Regreso a España y a mi vida acomodada. Volveré a quejarme si engordo unos kilos, si me cortan el agua y no puedo ducharme, y si el vecino tiene la música muy alta. Pero me voy un poco más rica en mi bagaje personal. Mi maleta va cargada de emociones, sensaciones, sentimientos e ilusiones . Dejo una parte de mí en esta isla y me llevo un pedacito de Madagascar en el corazón. Quizás algún día este blog vuelva a contaros historias de la isla roja. Hasta entonces, cuidaros y sed felices!


domingo, 1 de septiembre de 2013

Qué poquito va quedando


Se va acabando agosto y para muchos las vacaciones también llegan a su fín, mucho ánimo! Esta semana está siendo intensa en actividades. Tuve la suerte de conocer el colegío del Bon Remede. En él viven durante dos años niños que sufren raquitismo y que han sido operados. Acuden allí para realizar la rehabilitación. Es el único centro gratuito de estas características que hay en todo el país. Me faltaban manos para agarrar a todos. Qué simpáticos y qué agadecidos. Estuvieron construyendo unas cometas, de las cuales la mayoría no volaban, pero estaban tan contentos. Y los más pequeños se dedicaron a dibujar, siendo la bandera malgache y las gallinas las principales protagonistas. Porque en Madagascar todos están orgullosos de su patria, y porque a cada paso, como ya os conté, hay gallinas. Pude compartir con ellos la comida, y después se marcharon todos a echar la siesta.




El miércoles visité el mercado de cebús que se celebra cada semana. Allí acude la gente con el ganado, los posibles compradores lo examinan detenidamente, y si están interesados comienza la negociación. El precio medio de un cebú es de un millón de ariaris, que son unos 360 euros aproximadamente. Aprovechando el paseo, llegué hasta otra parte del pueblo que no conocía en la que había muchos puestos de artesanía de mimbre. De camino entré también en una herrería y en una barbaría para sacar unas fotos.


La biblioteca ya ha quedado lista. De momento se ve un poco vacía pero esperemos que con el tiempo se vaya llenando y que las chicas la aprovechen. En ella también hemos guardado los juegos que pueden utilizar las madres: parchís, dominó, bingo, ajedrez... Y en uno de los cuartos pequeños que hay dentro del aula hemos guardado los jugetes para los más pequeños.


Ahora sí que sí empieza la cuenta atrás. Toca ir despidiéndose y dejando todo preparado antes de partir. En nada nos vemos chic@s, un besazo!!!